La belleza como recurso contra la tristeza: Descripción de una nueva especie de Rissoella J. E. Gray, 1847 (Gastropoda: Heterobranchia)

La belleza como recurso contra la tristeza: Descripción de una nueva especie de Rissoella J. E. Gray, 1847 (Gastropoda: Heterobranchia) de Lanzarote, islas Canarias, como homenaje a Margarita Salas, una ejemplar mujer para la Ciencia

Jesús Ortea

Departamento BOS, Universidad de Oviedo, Asturias, España

Resumen: Se describe una nueva especie del género Rissoella J. E. Gray, 1847, recolectada en el piso circalitoral de Lanzarote (Islas Canarias), sobre la comunidad de Antipathella wollastoni (Gray, 1857), aportando datos sobre la coloración del animal vivo y la arquitectura de su concha.

Abstract: A new species of the genus Rissoella J. E. Gray, 1847 is described, collected off the circalittoral of Lanzarote (Canary Islands) on the community Antipathella wollastoni (Gray, 1857), providing data about the color of the living animal and architecture of its shell.

Key Words: Molusca, Gastropoda, Heterobranchia, Rissoella, new species, Lanzarote, islas Canarias

La belleza como recurso contra la tristeza: Descripción de una nueva especie de Rissoella J. E. Gray

Editorial

Presentación

Fabula del viejo, el pan, el queso y el vino.

Un viejo entomólogo, recién jubilado, se sentó a disfrutar de su merecida jubilación a la sombra de una vieja encina, en un lugar de La Mancha, con la sola compañía de un pan, un queso. y su bota de vino, A lo largo del día, entre trago y trago, mordisco y mordisco, siesta y siesta, observó como la tropa de hormigas que se acercaba al dobladillo de sus pantalones variaba su comportamiento en el acarreo de las migajas y las gotas de Baco; las primeras, con el frescor de la mañana, cargaban en el lomo los sobrantes sin importar su tamaño y corrían hacia donde debía estar su hormiguero; las segundas, con el calor del mediodía, se pasaban los restos de una a otra hasta llegar al portal de su morada; las últimas, las del atardecer, solo transportaban las migajas más grandes, mojadas o no en el vino, que recogían una y otra vez según se le caían con cada mordisco. Feliz con la experiencia vivida y agitado por el don de la observación y el descubrimiento, atesorado en su cabeza con los años, volvió al día siguiente con más pan, más queso y más vino, además de su cuaderno de campo y lo necesario para capturar hormigas y conservarlas; así, a lo largo del día, y de nuevo entre trago, mordisco y siesta, fue capturando hormigas hasta tener una pequeña colección de cada una de las tres tropas. Luego, las estudió en lo que ahora era su laboratorio doméstico y llegó a la conclusión de que eran tres especies distintas, nuevas para la ciencia, y las describió dedicando una al pan, otra al queso y la tercera al vino: Formica panis, Formica caseus y Formica vinum.

Pasaron los años y un estudio de tan bajo costo, con tan notables resultados, tenía que ser cuestionado, apareciendo los nuevos taxónomos con estudios de microscopia electrónica de barrido, electroforesis, taxonomía estadística de la variabilidad morfológica, ecotaxonomía, quimiotaxonomía, plesiomorfías y otrasmorfías,…pero la validez de las tres especies se mantuvo… Años más tarde llegaron los estudios genéticos, y con ellos más y más gastos para intentar demostrar que lo simple y lo barato, lo logrado con el conocimiento y la experiencia de años, no puede ser bueno o no tan bueno. Las especies de hormigas dedicadas al pan, al queso y al vino, de nuevo sobrevivieron, pero apareció una cuarta hormiga, puesta en evidencia por un cuarto ADN, era nocturna, razón por la que no la había observado el sabio entomólogo y se alimentaba de los cadáveres de las otras tres especies y de la propia, motivo por el que se detectaban los cuatro ADN en una sola muestra.

Intentaron describirla como se hizo con sus congéneres, pero no había taxónomos clásicos capacitados para hacerlo, se habían extinguido, y tuvieron que esperar 15 años hasta que el espíritu del entomólogo, reencarnado en un nieto, desarrollara sus capacidades y se la dedicó al abuelo, Formica avus, no podía ser de otra forma.

En 1993, en el marco del II Congreso de Ciencias del Mar, MARCUBA’93, se presentó a la comunidad científica la revista Avicennia, publicada dentro del convenio entre la Universidad de Oviedo y la entonces Academia de Ciencias de Cuba, que participaba en su edición con el apoyo de los Institutos de Oceanología (IDO) y de Ecología y Sistemática (IES). En ese momento histórico, marcado por la desintegración de la Unión Soviética, el sistema cubano de ciencia y tecnología redujo de forma drástica la edición de publicaciones y su comunidad científica vio paralizada la vía natural que tenía para dar a conocer los resultados de sus investigaciones.

Avicennia nació como un medio para que los especialistas de dichos institutos, principalmente los taxónomos expertos, tuvieran una vía rápida para dar a conocer sus resultados, evitando así que la demora en la publicación pudiera anular el éxito de los mismos y minar el ánimo del autor. En sus diez primeros años (1993-2003) publicó trabajos de ecología, oceanología y biodiversidad; y a partir del año 2004 se convirtió en una revista de biodiversidad tropical, acorde con el peso que esa temática había ganado a lo largo del tiempo. A medida que otras revistas cubanas como Poeyana del IES, recuperaron su vitalidad editorial y se fue avanzando en la edición digital, difusión e intercambio con las nuevas tecnologías de la comunicación, Avicennia interrumpió su publicación en 2009, a la espera de una nueva orientación futura, dejando atrás un total de 2583 páginas impresas, 223 artículos y 16 notas breves, en 19 números ordinarios y 5 suplementos, cuyo contenido abarca mayoritariamente el estudio de la biodiversidad en el área caribeña (13 países), en especial de Cuba, Costa Rica, República Dominicana y México, además de las islas Canarias y Cabo Verde.

En esta nueva etapa, cuando se cumple su 35 aniversario, y amparada por el desarrollo tecnológico y las facilidades para la edición, impresión y difusión, Avicennia renace para agilizar la publicación y difusión de artículos de taxonomía clásica, revitalizados con las imágenes de la nueva ilustración digital, base de una verdadera taxonomía gráfica en la que el reconocimiento digital de imágenes jugará un papel fundamental en el futuro, como elemento vehicular en los inventarios de la Biodiversidad.

Los Editores

José Espinosa, Jesús Ortea y Leopoldo Moro

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies